Ronaldo Raúl Allende
Raúl nació el 18 de mayo de 1962 en Mina Clavero, Córdoba, Argentina, y vivió su niñez y adolescencia en el paraje «La Cocha», cerca de Cura Brochero. Su familia estaba compuesta por su madre, padre y sus 6 hermanos (4 varones y 3 mujeres) siendo él el menor de sus hermanos. En su niñez cursó la primaria de «Los Espinillos», la cual quedaba a 3km de su casa, a veces iban caminando, otras a caballo.
Raúl fue el único de sus hermanos que logró terminar la primaria, sus padres lo impulsaron a lograrlo. A él no le gustaba realmente mucho el estudio pero lo que sí le gustaba era la albañilería, su sueño en ese momento era ser albañil, de hecho un año antes de ser llamado para hacer el servicio militar trabajó de peón de albañil en Carlos Paz. Pensó que quizá eso sería lo que realmente quería hacer, además de que le podía dar su dinero, consideraba que era un trabajo que nunca faltaba, lo cual también motivaba su idea de seguir ese camino laboral.
En marzo de 1981 fue incorporado, convocado a presentarse en el Batallón 141 del Parque Sarmiento, en la Capital Cordobesa, de allí lo llevaron a hacer el servicio militar en Comodoro Rivadavia, en el Regimiento de Infantería Mecanizado 8 «Brig Gral O’HIGGINS»,
(La mayoría de los cordobeses los llevaban a este regimiento) donde hizo un mes de instrucción para ser infante (también llamado ‘soldado raso”). Así pasa todo un año en el regimiento realizando instrucción y entrenamiento militar como se hacía normalmente, cuando uno realiza el Servicio Militar Obligatorio como era en esos momentos. «Hasta que a fines de Marzo del 82 nos dijeron que había problemas: primero con Chile, y después nos dijeron que en Malvinas así que quedamos ahí». Les dijeron que estaban de baja pero no les dejaban venir ni les devuelven sus documentos.
¿Cómo te enteraste de lo de Malvinas?
“Bueno, 2 o 3 días antes, un grupo de soldados del regimiento empezaron a preparar y los llevaron sin saber dónde iban. Yo me quede ahí en el regimiento. El 2 de abril por la mañana temprano nos enteramos de la recuperación de las islas. Días después se prepararon dos compañías y dijeron que los trasladaban a Malvinas pero iban como en son de paz, a tomar Malvinas y ahí se acababa todo… porque supuestamente nadie iba a venir a armar una guerra. Decían que Inglaterra, que era muy difícil que quieran venir, que estaba a mucha distancia. “Raúl se quedó custodiando el regimiento, donde después armaron la Compañía “C” con el resto de los soldados de su clase (62) y algunos soldados nuevos de la clase recientemente incorporada (63) y donde fue con ellos el 22 de abril de 1982. En cuanto al armamento que usaron para ir a Malvinas Raúl cuenta que fue el «rejunte» de lo que aun no habían llevado los soldados que ya habían ido. La ropa que usaron para ir era la misma que ya tenían puesta, lo único que recuerda que les dieron como abrigo fue una campera dube, que era mucho más para abrigarse , llevaban una sola muda de ropa de más con sus borceguíes.
Junto con oficiales y suboficiales Mendocinos (entre ellos : Mario Godoy, oficial), salieron de Comodoro Rivadavia a Puerto Argentino donde pasaron 1 día y de ahí a Puerto Darwin. Solo un grupo que era aproximadamente poco más de 40 soldados los mandaron a ese sector de las Islas y el resto de la compañía se quedó ahí en Puerto Argentino. Cuenta que en un libro se habla de ellos como la «Sección olvidada», porque no dependían de nadie, estaban solos. «Ahí en Puerto Darwin estuvimos un tiempo, en las casitas. A los ingleses los habían acomodado en la iglesia, los tenían a todos custodiados allí, y nosotros estábamos en las casas, pero nos duró poco.»
A los pocos días fueron llevados al campo, cerca del pueblo de Darwin, desde donde se podía ver el estrecho San Carlos, cercano al mar. Al llegar hicieron un pozo en forma de herradura, donde pusieron chapas, y luego lo camuflaron con turba de alrededor, ahí pasaban día y noche. Raúl era quien estaba al centro con la MAG (ametralladora 7,12 con banda), y tenía dos auxiliares uno de cada lado (Leyria y Abstemburgen), eran los únicos que estaban en ese pozo, el resto de la compañía estaba distribuida por el sector, siendo él quien ocupaba con su grupo una de las posiciones más adelantadas en el frente de batalla, por manejar la ametralladora.
En cuanto a la comida, era escasa, dado que no dependían de nadie, no tenían abastecedores para ellos. A veces les daban comida el Regimiento 12 de infantería, el más cercano, que era el que estaba ahí en Darwin, por lo que aproximadamente cada 3 días «con mucha suerte» tenían un plato de comida. Tampoco tenían agua, pero cerca corría un arroyito «con orinas de oveja». De ahí sacaban el agua para ponerla en un tarro de 4 litros donde la hacían hervir y así la tomaban.
Desde el 1 de Mayo, los ingleses empiezan a atacar las posiciones que se encontraban en la Isla, primero el aeropuerto y después en otros sectores. Los mismos estaban preparando donde desembarcar. El 28 de Mayo fue el día que combatieron, cuando fue herido. Esa mañana, temprano todavía un poco oscuro y con neblina, desembarcaron los ingleses por esa zona. La noche anterior estuvieron tirando bengalas para tratar de ubicar las posiciones que tenía el ejército Argentino, las posiciones del grupo donde se encontraba Raúl. Al desembarcar la tropa, Raúl le avisa a uno de los Subtenientes cercano a él que iba a empezar a tirar, porque estaba viendo que los ingleses estaban viniendo en dirección a su posición, pero este le responde que no lo haga, que esperara su orden porque podían ser «soldados nuestros», Raúl insiste en que era imposible que fueran soldados nuestros porque no desembarcaron por ese lado, y más allá de eso el tipo de armamento que traían y la ropa que tenían era daba a suponer que eran soldados ingleses. Pero recién cuando se llegaron a posicionar un poco el enemigo, fue cuando le dieron la orden de que tirara.
«Cuando yo empecé a tirar a las tropas, a mi me empezaron a tirar de los barcos, y por supuesto que de las tropas también, me llovían las balas por todos lados pero estaba resguardado […] me tiraron muy muchos pero no me pegaron ninguno.
¿Qué sentiste cuando tiras por primera vez y sabías que estabas tirándole a alguien?
«Uno siente que se defiende, nada más, en ese momento no te das cuenta de nada. Ahora en frío lo pensé, y creo que si yo no me hubiera defendido, a mi no me hubieran tirado y no me habría pasado nada. Yo, desgraciadamente, les tire ingleses, no por placer, si no por defenderme, pero si no lo hubiera hecho a lo mejor no resultaba herido.[…] A mí siempre me recalcaron que ese territorio era nuestro y había que defenderlo, así que yo lo defendía, y bueno quede así”.
» Después de al menos 3 horas de combate, donde les tiraban desde los barcos acercándose cada vez más a su posición hasta que una de las bombas cayó muy cerca, del lado de atrás de él, destruyó una gran parte del pozo, y una pequeña pieza de hierro, «una esquirla chiquitita » le pega en la médula. Entonces tocó sus piernas y ya no las sintió más. De los compañeros que estaban con Raúl, al contarles él que no sentía las piernas, uno de ellos toma la MAG para disparar pero sin darse cuenta que estaba muy caliente y termina quemándose los dedos. Mientras, su otro compañero lloraba por el miedo. Luego de rendirse, en muy poco tiempo llegaron los ingleses, para llevarlos prisioneros pero como él estaba herido lo dejaron ahí. “Me daban vuelta de un lado y de otro, pero no tenía sangre en ningún lado en el cuerpos, en la cara tenía un corte y en la mano pero no mucho, si cuando esquirla me toco no sentí mucho dolor, solo era un pinchazo, una cosita muy leve, pero fue justo en la médula. Así que como no tenía mucha pérdida de sangre, solo que no podía caminar, a mí me dejaron ahí, fuera del pozo tirado. Yo pensé que iban a volver con una camilla o algo, pero en ese ínterin yo empecé a tener frío, entonces les pedí a uno de los soldados nuestros que más o menos hablaba inglés, que les pidiera que me taparan con algo, y como teníamos frazadas por ahí me tapan con 2 o 3 frazadas antes que se fueran todos, quede boca arriba en el piso, tapado, pensando que se iban a buscar una cama para volver a buscarme. Y bueno se fueron y no volvieron más. «El rendimiento pasó cerca del mediodía, cuando llegan los ingleses hasta la posición donde yo había quedado herido y a la noche comenzó a nevar, algo que en los días anteriores no había pasado. Con el transcurrir de las horas se le formó un alto de nieve sobre las frazadas. “me empecé a congelar, a congelar todo y no podía mover ni los brazos, nada.[…] para hidratarme lamía un poco la nieve. En todo ese tiempo que estaba tirado en el suelo no me dormía mucho, capaz que de golpe sí me dormía o dormitaba pero aun así seguía soñando que estaba ahí era todo una prolongación de lo mismo. Y empezaron los bichos a dar vuelta cerca de mí pero yo no perdí el conocimiento, si lo hubiera perdido chau. Solo esperaba, lo único que hacía era esperar, pensando que pronto iban a venir por mí, el arma que tenía en ese momento era rezar y pedirle a Dios que alguien me rescate. Hasta que un Bendito día apareció alguien. Un día yo estaba así medio dormido y escucho gente cruzar, no sé, cerca de 10 personas más o menos, y yo les grito pero ya con la poca fuerza que tenía, pero no me escuchan”
Luego de cerca de 4 días de estar así, este grupo de personas calcula Raúl que habrán pasado a 50 metros aproximadamente, pero no los escucharon. Al rato volvieron a pasar mucho más cerca de él, así que con lo que le quedaba pudo gritar por agua y al escucharlo fueron corriendo a ese lugar. «Saca un tipo (soldado inglés) la caramañola y me dice toma 3 traguitos de agua, no tomes más porque te va a hacer mal”. Este grupo de personas estaba conformado entre argentinos e ingleses, los cuales en el momento improvisaron una camilla con una chapa y lo levantaron. En ese momento fue cuando Raúl perdió el conocimiento.
«Cuando desperté pregunté en qué hospital estaba, porque según yo era un hospital, y viene un traductor y me dice ‘no, mira estas en el barco de los ingleses, un buque hospital, te estamos atendiendo quédate tranquilo.’ Y ahí me hicieron todos los estudios habidos y por haber, pero no había solución. Además estaba muy lastimado, las manos las tenía bastante mal, la mano derecha la tenía muy quemada por el congelamiento que había padecido esos días de estar a la intemperie».
Luego de pasar un tiempo en ese barco hospital inglés me pasan al barco Argentino y poco tiempo después a un avión que lo llevan hasta el hospital militar de Buenos Aires, el 8 de junio de este mismo año, donde empezaron sus primeros tratamientos. “Si, ahí en el hospital fue donde me dijeron que tenía muy mal la columna, aparte me dolía muchísimo, porque la esquirla me desvió un huesito, y lo único que le pedía al doctor es que me operaran la columna lo más rápido posible, porque la esquirla aun la tenia ahí.»
Al llegar al hospital un joven voluntario lo recibe en Buenos Aires, Raúl le pregunta qué día era, y cuando este le responde que 8 de junio, él le comenta que justo es día era el cumpleaños de su padre, así que él joven le pregunta por el nombre y la dirección de su padre, y a la mañana temprano le envía un telegrama a la policía de Cura Brochero informándo que Raúl estaba en Buenos Aires, herido, y que le deseaba feliz cumpleaños a su papá. Así fue como la familia de él se enteró de lo que había pasado y cómo estaba. Además este voluntario les avisa a unos primos de la localidad José León Suárez que aparecieron al día siguiente para ver a Raúl. “Así que a ese chico le debo un montón y nunca supe ni quien es, ni como se llama, ni lo vi nunca más después de ese día, no le pude siquiera agradecer.» Al poco tiempo llegó Ismael, su hermano mayor, a cuidar de él y ahí fue cuando se enteró de la gravedad de su situación. Ismael era el segundo más grande de sus hermanos, lamentablemente el hermano mayor de Raúl, Miguel, muere mientras él estaba en el regimiento, antes de ir a Malvinas. Lo mataron el 11 de abril, pero recién Raúl y su familia se enteraron un año y medio después, porque ellos no recibieron nunca el telegrama, de haber sido así Raúl nunca hubiera ido a Malvinas.
Cuando llega Ismael, le informan que debido a que se engangrenaron piernas de su hermano Raúl por el frío, antes de operarle la columna iban a proceder a amputar sus piernas. También su mano derecha representaba un problema, pero mediante tratamientos pudo recuperar gran parte de su funcionalidad » me hacían como ondas de choque, me ponía electricidad para que reviva la piel, en las dos manos. Después el asunto era recuperarme de las lastimaduras las asentaderas, la espalda también en esos 4 días que estuve tirado se me quemó toda la espalda… me pusieron en una striker, que es como un camilla, después te ponen un plancha con un arco y te dan vuelta, quedas para el otro lado, y vas rotando un tiempo boca abajo y un rato boca arriba, pero más tiempo boca abajo, sin tocar la espalda con la camilla, así se va cicatrizando la espalda, y así me curaron, pero mientras tanto pasaron 3/ 4 meses en esa cama, que eso es lo peor que puede haber.» Luego de esto lo pasaron a la cama común y de ahí a la silla de ruedas. Durante todo este tiempo él le pidió al capitán Godoy que por favor no llevara a sus padres a verlo hasta que no estuviera mejor, porque tenía miedo de que lo vieran estando mal y se impactaran demasiado, » Eran personas grandes ya, mi papá tenía 73 años, porque falleció al año siguiente con 74, y mi mamá habrá tenido 63 por ahí, por eso no quería que pasaran esos malos ratos.» Una vez que pudo estar en sillas de ruedas recién entonces Raúl pidió que llevaran a sus padres para verlos, donde estuvieron 10 días en Buenos Aires con todo pago.» En cuanto a la reacción de ellos al verme así, ya los habían preparado antes, y lo único que me dijo mi viejo fue ‘ a mí me habían dicho que estabas peor’ y yo le dije que sí, pero me estaba recuperando.» Fue una larga recuperación, también para lograr recuperar fuerza en los brazos. Ya en el ’83, el capitán Godoy le ofrece hacer un viaje a EE.UU, para hacer una rehabilitación más profunda en Miami, en un hospital donde le hacen especial rehabilitación a veteranos. Estuvo allá durante 3 meses, desde agosto a noviembre, donde pudo además aprender mucho a manejarse por sí mismo. “Me dijeron, olvídate de tus piernas, porque ya no las tenes y no lo podes cambiar, ahora tus sillas son tus piernas… Ahí me enseñaron a manejar autos. Cuando yo me fui de Argentina pensaba que en mis condiciones no podría hacer nada, no iba a poder manejar ni un auto, no sabía que podía. Aprendí con un simulador y un día me trajeron un auto, pude hacer todo, subirme, arrancarlo, subir la silla. Ese viaje me salvó la vida, siempre se lo voy a agradecer al capitán Godoy. Yo cuando me fui de acá prácticamente no podía hacer nada con las manos, y allá me hicieron hacer de todo. Y de ahí recién cuando volví de allá pude volver a mi casa, a Cura Brochero, después de un año y medio de rehabilitación.»
En este proceso de rehabilitación, Raúl siempre rechazó cuando le ofrecieron tratamiento psicológico.» Cuando estaba en el hospital de acá me daban mucho ánimos los chicos que estaban conmigo, si bien no eran Veteranos de Malvinas muchos por ahí estaban heridos, o también en silla de ruedas y yo los veía que aún así podían hacer cosas, que quedar discapacitado no era la muerte. Al principio pensé que no iba a poder hacer más nada, ni andar a caballo ni nada, según yo era ya el fin, pero cuando vi que había muchachos que si podían y cuando me dijeron allá en EEUU, que iba poder manejar un auto, según yo en EE.UU me cambiaron la mente, aunque no tengo presente que me hayan puesto psicólogos.» Además de esto le han hecho 30 operaciones, y más tratamientos, su salud quedó bastante frágil y debe cuidarse mucho.
En 1984 participó del primer desfile de veteranos en Mina Clavero, con el paso del tiempo distintos veteranos de la zona se fueron reuniendo para hacer catarsis de las situaciones que vivieron y así sentir que alguien podía realmente escucharlos y comprenderlos. “me he sentido bastante contenido por los médicos y por mis compañeros, más allá de que a veces se puede fallar, la mayoría de las veces que los llamo siempre están»
En el año 1988 se casó, y estuvo 18 años en matrimonio, luego se separó y ahora vive solo, con su hijo y su nieto de 6 años que lo visitan y ahora lleva una vida tranquila en la ciudad de Villa Dolores. Raúl fue uno de los casos con consecuencias más graves de la guerra de Malvinas.
Después de que tus compañeros fueron capturados por los ingleses, ¿Cuando te volviste a encontrar con ellos?
“Yo los volví a ver a los años, incluso vienen de vez en cuando a visitarme. Pero algo que no sé si alguna vez me iré a animar a preguntarles es qué pasó, si intercedieron ellos ante los ingleses para pedirles que me lleven, si fue que le dijeron y los ingleses les dijeron que no o si no dijeron nada, o si pensaron lo mismo que yo, que iban a volver por mí, nunca les pregunte porque tengo miedo de recibir una respuesta que me caiga mal… pero me gustaría saber, porque yo creo que me podrían haber llevado.»
Viéndolo desde ahora, ¿ Qué significa la guerra de Malvinas para vos o cómo lo definirías? más allá de un conflicto bélico.
“Para empezar que fue una guerra inútil, no tenía ni ton ni son, porque ni las recuperamos, ni creo que las recuperaremos nunca. Si vos le preguntas a la mayoría de los ex- combatientes de que si se arma la guerra, ¿irían? Yo antes sabía decir que sí, ahora ni loco, ni aunque yo estuviera sano, ¿A qué vas a ir? ¿A quedarse en Malvinas como muchos chicos o volver como yo volví? Siempre se supo que íbamos a perder, eso lo hizo Galtieri que un día dijo vamos a tomar Malvinas y el pueblo lo apoyó… Un día me dijo un militar, ‘No le eche la culpa a los militares, ha sido la culpa del pueblo Argentino, el pueblo fue el que se levantó diciendo vayan a tomar Malvinas.’ Y eso es cierto, yo lo vi en videos… Yo me enojo con Galtieri, pero no con mis superiores porque esos son mandados, vos siendo militar si te dicen tenes que obedecer e ir a Malvinas, tenes que ir, para eso estás en esa carrera, pero el de arriba, ese fue el culpable. Al igual que los chilenos, no te digo que los odio porque es mucho, pero hermanos míos no son. No estuvo bien lo que hicieron, y también fue culpable el pueblo por no levantarse en contra de Pinochet cuando aceptó arreglar con los ingleses, si lo hubieran hecho quizá no se hacía la guerra, pero pasó lo mismo que acá en Argentina. »
Entrevista: Marisol Yélamo
Fotografía: Yoni Chavero