Oscar Horacio Mella

Mella Oscar Horacio. Mecánico de aviación del Ejército. Sargento Ayudante. Villa de las Rosas.

Estaba en el Buque Hospital Bahía Paraíso y se desempeñaba como helicopterista, como si fuese una ambulancia. Su función era buscar heridos y transportarlos a unidades sanitarias.

El día 01 de abril de 1982 Oscar había estado de guardia en Campo de Mayo, por lo que a la salida compró asado para el día 02 que era su cumpleaños número 28. Esa mañana se levantó, prendió el televisor en el hangar y por un informativo se enteró que habían tomado las Malvinas, y a la hora, sus superiores, les informan que no se podían retirar y que debían preparar el plan de aviso que tienen que  presentarse todos con ropa y permanecer en el lugar.

Llamó a su señora y le pidió que concurra con el padre hasta Campo de Mayo en colectivo. Cuando llegaron, Oscar les  informó lo sucedido, pidió que se llevaran el auto y   despidió a su hija de dos años y medio y al varón, de cinco. Cuando se despidió de ellos, creyó que no volvía, ya que a otra nave la había derribado un misil y porque además los helicópteros no contaban con los instrumentos que tenían los aviones tales como detectores de enemigos. A los 4 días lo dejaron volver a sus hogares pero atentos a cualquier llamado.

El 03 y 04 de abril comenzaron a salir en oleadas los helicópteros que operarían en el sur, algunos los llevaron  en Hércules, otros en buques y  otros por tierra. Manifiesta: “El 10 de abril quedó pelado todo”. Habían quedado algunos aviones, su helicóptero y algún que otro coche más. “Y así no quedó nada…quedó todo allá”.

Actualmente su helicóptero está en un pedestal en el Monumento de Malvinas Argentinas, donde era Polvorines, pasando José C. Paz. Bs As.

Oscar fue como reemplazo de un compañero que se tenía que operar. Sale desde Campo de Mayo hacia el sur, el 10 de mayo. Recuerda que el jefe en ese momento les preguntó a los dos que estaban en la Unidad quien había estado embarcado y siendo él, lo destinaron a Ushuaia. Ellos estaban en una sección de apoyo para salir cuando fuera necesario. Le informaron que al día siguiente salía un avión que llevaba repuestos y otras necesidades. Viajó con un oficial y dos suboficiales que eran piloto, copiloto y mecánico. Lo mandaron a él y a un oficial más para que hiciera de copiloto. Quedaron piloto, copiloto y dos mecánicos. Antes de salir de Ushuaia les hicieron pintar todo el buque y los helicópteros de blanco, con la cruz. En un momento en Malvinas advirtieron que el helicóptero que había ido a tierra apenas se divisaba como un punto negro en el cielo y eso los volvía vulnerables frente a los aviones, ya que no se divisaba ni el color, ni la cruz.

Cuando supo que tenía que ir, sintió que era una locura, si bien creía que estaba preparado para eso, sabía que podía quedar allí o volver. Reconoce que hizo lo que sabía y lo que tenía que hacer. Entiende que alguna conducta pudo considerarse heroica, como fue el salvataje de un piloto de la armada que había caído al agua,  pero siente que el término “Héroes” les queda grande. Desde la instrucción y por su experiencia, aprendió a estar en campaña, a buscar comida, buscar un lugar para dormir o lavarse, etc. cuestiones que un soldado raso, no sabía. Algunos porque no habían terminado la instrucción y otros, porque los instructores no tuvieron la oportunidad de dárselo.

Durante el conflicto trabajaron conjuntamente con el Buque Hospital Ingles “Uganda” transfiriendo los heridos según su nacionalidad o complejidad, con el único sentido de salvar vidas. Recuerda que un día entraron al triage del Uganda (lugar dónde se clasifica y prioriza la atención de los heridos) y se encontraron con secciones de cuerpos que eran de los gurkas. Cuando los ingleses repararon en eso no los dejaron bajar más y los hacían esperar en la cubierta del buque para esperar a los heridos.

Los últimos viajes los hacían desde Malvinas a Punta Quilla, ahí dejaban todo, limpiaban el buque y se volvían en uno o dos días a Malvinas. En cambio en el último les indicaron que se dirigieran directamente a Comodoro, pero terminaron yendo a Bahía Blanca, al apostadero naval. De allí, se fueron en helicóptero a la Base Comandante Espora, hicieron noche ahí y al otro día volvieron a Campo de Mayo.

 “Fue el único helicóptero que fue y volvió volando”

Relata que, en dos  oportunidades, llevaron el buque con las bodegas llenas de comida que descargaron en Puerto Argentino. Por lo que afirma…“Comida había” el problema radicó en cómo se organizó cada unidad en ir a buscarla, y distribuirla. La comida estaba. A veces iban y cuando volvían… ya estaba fría.” Agrega… “Incluso la parte sanitaria estaba cubierta”. Normalmente cuando hay más de un jefe, quieren mandar todos y eso es un problema. Si bien el jefe era Menéndez habían otros de marina, fuerza aérea… y cada uno quería tirar para su lado y se cruzaron cosas que no tenían sentido en ese momento. Supone que si se hubieran puesto de acuerdo, tal vez… hubieran salido adelante.

Oscar puede dar cuenta cierta de lo que hicieron sus compañeros que trataron de hacerse una cueva con pedazos de la pista. Describe que hicieron un pozo y lo taparon con una chapa para poder vivir adentro hasta que los vinieron a buscar después de la rendición, los llevaron al puerto y de allí los cruzaron al buque. Tarea que también realizaron ellos transportando soldados desde el aeropuerto al buque.

Volvió el 25 de julio. Un mes después de la rendición, ya que hicieron dos viajes más con el Bahía Paraíso para evacuar enfermos, heridos y prisioneros que habían combatido hasta último momento.

Para Oscar volver fue reencontrarse con todas las personas que lo esperaban, en ese momento sus dos hijos y esposa. En cambio, siente que en la calle, la gente quería escuchar anécdotas o hazañas parecidas a las de “Rambo” y que  cuando contaba lo vivido percibía que algunos le decían… pero entonces… “éste a qué fue”?

Entiende por otro lado, que algunos se hicieron pasar por “Rambo”, a pesar que advierte que no tuvieron ni  el tiempo, ni la edad para hacer todo lo que cuentan que hicieron.

En lo personal, relata que a su familia le contó todo lo que le preguntaron. Si bien no estuvo en  combate frente a frente, sabe que podía haber tenido otra suerte.

Oscar no tuvo comunicación con su familia hasta que volvió  a Bahía Blanca, llamó a la casa de una tía y le pidió que llamara a su esposa avisándole que estaba bien y que al día siguiente estaba volviendo a Campo de Mayo. Al otro día entregó todas sus pertenencias y se fue a su casa.

Al momento de finalizar el conflicto era principal. Después de 10 años se le declaró un estrés postraumático, ansiedad y otras anomalías orgánicas como hipertensión arterial, etc. situación que no advirtió en un principio, porque volvió a trabajar inmediatamente.

Recuerda haber tenido episodios donde se encontraba solo en su casa y llorando sin que nada le hubiera sucedido. Al respecto detalla que en otros países, tienen estandarizados estos resultados en excombatientes y que son normales.

Le diagnosticaron reacción depresiva post traumática. Llegó a ser medicado. “En un momento llegué a estar medicado para levantarme, para acostarme, para comer, para regular la presión, para descansar y después para dormir”. Nos cuenta que en ese tiempo tomaba una pastilla que lo hacía dormir a la media hora pero después de 02 hs. estaba despierto, nuevamente. Expresa “No dormía nada”.

Presentó carpeta médica y  frente a estos vestigios,  no le aceptaron el ascenso y quedó con el cargo anterior. En total estuvo 25 años en el Ejército y se retiró como Sargento Ayudante.

Cree que el detonante en estos cuadros, puede ser tan sólo una mirada o una palabra. Considera que el sistema que se implementó después del conflicto, tampoco ayudó. Relata que, a los que llegaron primero en la Escuela Sargento Cabral no los dejaron hablar con nadie, ni siquiera con su familia. A la mayoría les habían dicho que se tenían que quedarse ahí y a la noche salieron de la escuela, de allí salieron de la unidad y cada uno se fue a su casa, por decisión  propia. Relata que hubo gente de otras unidades que no respetaron la orden.  Y otros pasaron más de una semana dentro porque debían ser trasladados por medios militares. Supo que 04 compañeros, a la semana pidieron la baja porque no pudieron soportar la presión, otros tuvieron problemas de salud y otros se inclinaron a las adicciones. Si bien no fue su caso, reconoce que todo se fue mezclando cuando él llegó dos meses después. Cada uno resolvió como pudo, no hubo una contención. Finalmente reflexiona “mantenerse en movimiento a veces, te lleva a no pensar en una cosa o en otra”.

Oscar continúa casado con su mujer quien lo acompañó durante todo este proceso y quien también padece alguna dificultad psiquiátrica que la obligó a jubilarse como docente. Actualmente tiene tres hijos que hoy no le preguntan nada sobre el conflicto y él prefiere no tocar el tema, por todo lo que ha generado. Refiere que parte de la situación que les ha afectado y que no han podido superar fueron situaciones vividas como ciertas y que no lo fueron. Por ejemplo cuando se dio a conocer que se había bombardeado el Buque Hospital. Ellos se encontraban fondeados en Puerto Argentino, al frente había unos tanques de combustibles de YPF  y un misil de los ingleses fue lanzado a una casa de inteligencia y uno de los helicópteros logra hacer escape y el misil cayó en medio del agua. Esa situación arrojó falsas noticias y generó mucha angustia en la familia.

…”Y por ahí alguna cosa me queda dando vueltas, que a veces saltan y a veces no”

Estas cosas le despiertan a Oscar recuerdos que lo afectan emocionalmente y orgánicamente. Si bien reconoce que ya son vivencias pasadas, dice que cuando lo sobresaltan trata de llevarlas con tranquilidad o inhibir el pensamiento, para controlar la angustia y el llanto.

Actualmente no se atiende por psicólogo pero reconoce que anteriormente cuando concurrió, no estaban preparados para atender a excombatientes que habían pasado por una guerra, que habían visto y vivido cosas que otros o ellos no. “Lo primero que se hizo fue aislarnos de todo, cuando tuvo que haber sido todo al revés”. “Y tratarlos, por supuesto”.

Finalmente Oscar nos cuenta que con el paso de los años, logran con su esposa, adquirir un terreno en Villa de las Rosas. Córdoba. Y viajando cada tres meses, logran ir haciendo su casa.

Abandonan la ciudad de Bs. As y eligen vivir en Córdoba, Provincia en la que habían tenido diferentes experiencias desde jóvenes.  

De aquel 02 o 03 de abril con la plaza de Mayo colmada de gente y  bajo el slogan “Si quieren venir que vengan, les vamos a presentar batalla”  Oscar recuerda que la euforia de la gente hacía que algunos manifestaron “denme un fusil que voy” y hoy está convencido que si esas voluntades pisaran ahí, pedirán que los devuelvan…. “Eso no se aguanta”.

Entrevista:María Cecilia Pérez                                                                                           Fotógrafa: Dolores de Torres

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