José Luis Bazán

José Luis Bazán fue soldado conscripto en el Regimiento de Infantería N° 8. Es paciente psiquiátrico, producto de lo vivenciado en Malvinas. Fuimos a entrevistarlo acompañados de otro veterano, Luis Aguirre, a quien José conoce.

Nos recibe su hermana. Iniciamos la entrevista a ella ya que José no se encontraba.

Elena es la mayor de los seis hermanos. Luego de ella nació José y sucesivamente, una mujer, un varón, nos explica.

Tiene 61 años y nos manifiesta que siente que tiene que devolver en vida, lo que los padres hicieron por  todos ellos. Expresa que se quedó soltera por acompañar a sus padres y estar con sus hermanos. Ahora siente que necesitan estar en paz y compartir con ellos.

“Ahora que no están mis padres, ahora me toca a mí”.

Relata que cuando se armó la guerra,  se enteró por un informativo que estaba viendo, en un televisor banco y negro, que tenían. Fue a contarles a su madre y a su padre que estaban en el campo. Al otro día se fueron a Dolores a constatar la información y allí su madre, sufrió crisis de nervios por lo incomunicados que estaban. Agrega que, le enviaron encomiendas y dinero, que nunca recibió.

Nos cuenta que cuando José volvió de Malvinas, su padre tenía una carnicería y solía llevarlos al campo donde trabajaba sembrando maíz y tabaco, para que José se distrajera. Luego devinieron las “crisis”. Recuerda que un día José comenzó a decirle a ella, que su madre había fallecido y ella le decía  que no, que su madre estaba llena de vida. Allí, Elena comenzó a percibir que algo no estaba bien. Refiriéndose a ello nos decía que José tenía “Unas reacciones feas”.

En otra oportunidad, comenzó a simular que estaba en combate. Nos cuenta que echaba sus pertenencias debajo de la cama, se ponía los botines…Aquella vez, decidió quedarse con él toda la noche, conteniéndolo y rezando. Manifiesta “Estaba más allá del otro mundo”.

Posteriormente comenzaron a llevarlo al Sanatorio Morra, en Córdoba, para poder asistirlo. Pensaron que lo iban a poder acompañar en la sala pero nos cuenta que luego de contar sus crisis, les cerraron las puertas y no lo vieron más. La primera internación duró aproximadamente tres meses. Las comunicaciones eran telefónicas y para poder verlo, debían sacar permisos.

Cuando lo visitaban eran por lapsos de una hora. Se sentaban a conversar y tomaban mate.

Cuando regresa de la internación al Valle, lo controlaron desde ese centro. Lamenta que no haya condiciones médicas óptimas para este tipo de casos. Por ello, decidió escribir una carta al Ministerio contando la situación que atravesaban.

Que tenía los padres muy mayores, que tenía un hermano que había ido a Malvinas que cuando sufría crisis, lo medicaban, volvía a la casa, pero no sabían cómo manejarlo.

Que percibía un sueldo, pero nada más…”.

Para su sorpresa recibió como respuesta, un llamado telefónico y después de solicitarles algunos datos,  asistieron a su domicilio para constatar la situación y entrevistaron a otros veteranos de la zona.

A partir de allí, lo llevaban a Córdoba cada vez que “se salía de sus cabales” y “quedó medicado por vida.” Nos comenta que cuando olvidaba de tomar la medicación, supo tener problemas con los vecinos o con la policía. Ella entiende que la gente no comprenda, que no se ponga en la situación.

Cuando abandona la medicación, ellos lo notan porque lo perciben nervioso. Elena se siente sola con la ausencia de su padre, quien la ayudaba y lo controlaba. Y finalmente nos cuenta que actualmente le pide a José que comparta más con sus hermanos, ya que sus  padres ya partieron.

 

Llega José y se suma a la entrevista.

Luis (el veterano que nos acompañó) comienza la conversación de manera informal con José.

José relata que en el tiempo de formación, antes de ir a Malvinas, no se sabía nada de la guerra en el Cuartel. Cuenta que en ese tiempo, los llevaron a una fábrica de porlan porque sobraban muchos soldados y no había comida.

José narra que hizo el Servicio Militar en  Comodoro Rivadavia, en la Compañía B. Que cuando lo convocan para ir a Malvinas, ya había tenido un año de formación y tenían informada la baja. Recuerda que para ese entonces no tenía ni la ropa, ya que la habían devuelto. Agrega que cuando se enteró, sintió mucho miedo y presintió que los ingleses iban a combatir.  Y a los poquitos días los llevaron al campo a hacer instrucción nuevamente, “a seguir con los armamentos”.

Desde Comodoro Rivadavia parte a Malvinas el día 02 de abril y pasan a formar, junto con Luis, la compañía “destino”. José permaneció en las Islas hasta que los ingleses los tomaron prisioneros.

Había sido destinado a Bahía Fox, del lado sur de la vertiente. Cerca del Molino. Zona que estuvo bombardeada por aviones y barcos. Cuenta como anécdota que una vez se acercó un avión Hércules para proveerlos de comida y que ellos le dispararon.

Sarcásticamente dice “No volvieron más” y “a comer ovejas”.

Recuerda que su Jefe fue el Cabo Luis Menéndez. En relación a la comida. Reconoce que tuvieron para comer y que no recibió castigos cuando mataron ovejas para saciar el hambre.

Sobre el conflicto José relata que algunos compañeros perdieron la vida, no por los ingleses, sino porque “estaban pensando en otra cosa con el fal cargado y las balas puestas en el fusil” y se dispararon accidentalmente.

Sobre los ingleses, dice haber recibido un trato gentil cuando los tomaron prisioneros. Sin embargo cuenta que en el cuartel, antes de ir a Malvinas, no recibió el mismo trato de los suboficiales.

Reconoce haber vuelto flaco, muy alterado. Llegó a Puerto Madryn -en el Northland- y de allí los enviaron a Comodoro Rivadavia, una semana más. Luego a Córdoba Capital en colectivo.

Nos cuenta que sus padres supieron que había estado en el conflicto, cuando regresó.  Su madre lo esperó en la ruta, porque una tía de José le avisó que estaba en Córdoba Capital. Esa fue una sorpresa para José porque mientras estuvo en el Servicio, se había enterado por un error, que había fallecido su madre, cuando en realidad lo había hecho su abuela.

Su hermana hasta hoy, recuerda las ojeras de José marcadas, de ese día. Irónicamente relata que José habiendo nacido, un 25 de Mayo tuvo que hacer el Servicio Militar e ir a la guerra,  su hermano Alberto, que estuvo en la Marina salió en la primera baja y su hermano menor, no la hizo porque tuvo numeración baja “033”. José agrega, que él salió sorteado con el número 814.

Elena recuerda que el padre decía…”van a ver cosas que yo no he visto…” y asiente, “que ya están a la vista: las drogas, alcoholismo, la falta de educación y justicia, los niños maltratados…” de todo.

Continuando el relato José describe que cuando volvió de Malvinas “siguió el ritmo como si estuviera allá”, “caminaba de noche”, “no dormía”.

A los meses, Elena recuerda, que José se fue a Mendoza, a la cosecha de manzana y pera. Después en otro viaje fuera del país, José acota que acompañó a su  hermana a Brasil, unos 8 días.

Ampliando la conversación, José relata que “lo internaron”  en tres oportunidades en el Morra, antes de ir a Mendoza, porque “estaba alterado”. “Andaba de un lugar a otro”. Describe que los “atendían bien”, “los higienizaban”. Reconoce que era el único veterano de Malvinas que estaba en ese momento internado allí. Describe que los tenían en distintos pabellones, “los que estaban bien por un lado y los que estaban más o menos, por otro”. Refiere que se hizo amigo de todos los chicos y que la última vez que estuvo, fue hace unos 10 años. Tiempo en el que sus padres todavía, estaban vivos.

Después su hermana le ayudó a hacer su casa, cerca de la plaza Margarita. Lugar donde todavía no habita porque le falta bajar la luz y colocar una cocina. Espera feliz poder hacerlo. Menciona que sus vecinos saben que es veterano y al respecto comenta que le hicieron un homenaje, en la Aguadita y le entregaron un diploma de excombatiente. Estuvieron convocados también en esa oportunidad y lo acompañaron,  Julio Ávila y Mazone.

Al respecto, su hermana sugiere, que podrían unirse los veteranos de la zona, para solicitar que se les entreguen un uniforme a cada uno, para cuando tienen que desfilar, como reconocimiento a su trayectoria.

José reconoce estar actualmente medicado y seguir en tratamiento.

Nos cuenta que se reúne con sus compañeros veteranos de la zona para compartir asados. Refiere a dos últimos encuentros en Villa de Las Rosas y en Dolores y en el sepelio de Barros, también. También afirma que ha asistido con sus compañeros a alguna escuela en los procesos de Malvinización.

Recuerda quienes fueron sus compañeros de trinchera, a los que no dice no visitar por la distancia que los separa, ya que viven en la Ciudad de Córdoba.

Comenta que una vez fue a Córdoba y lo llevó su sobrino, pero que se reunieron para analizar qué había pasado en Malvinas y que otra vez fue a Bs. As. para evaluar el estado de salud, de ellos.

Finalmente nos comparte algunas medallas, diplomas y recuerdos. Nos cuenta que perdió la medalla de oro que supieron entregarle en Villa Dolores y nos muestra un crucifijo que le regaló una amiga, donde están caladas, las Islas Malvinas.

         

 

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