Jerónimo Ybar Molina

Jerónimo Ybar Molina era Oriundo de San Vicente, Las Toscas. Nacido el 30 de septiembre de 1947 y fallecido el 02 de mayo de 1982 en el hundimiento del Crucero Manuel Belgrano.

La entrevista se la realizamos a Stella Maris Molina. Nombre que le debe a la virgen Patrona de la Armada Argentina y guía espiritual de los Navegantes. Hija menor de Ybar. Nacida el 05 de marzo de 1982.

Nos relata que Ybar se va a Buenos Aires con 17 años a hacer el servicio militar obligatorio y luego se queda para continuar con la carrera militar optando por Marina porque su hermano mayor ya estaba en el ejército. Elpidio Molina quien también fue  a la guerra, volvió con vida y se refugió en el campo a vivir solitariamente.

No guardan muchas pertenencias de su padre porque alude que se perdieron muchas cosas en el camino, por ejemplo cuando su madre tuvo que mudarse sola para el valle desde Punta Alta

Al momento de iniciarse el conflicto vivían en un Barrio Militar en Punta Alta e Ybar tenía 35 años de edad y  17 años dentro de la Armada Argentina, era cabo Principal y ese año ascendía a Suboficial Segundo.

Su madre (esposa de Ybar), Mercedes Tello, para aquel entonces tenía 33 años y sus hermanos 9 años,  4 años y Stella Maris, hija menor, tenía apenas, 45 días.

De aquella época Stella nos dice que sus hermanos le contaron que esos días antes, se habían reunido en una cena familiar para festejar el cumpleaños de su madre (03 de abril). “Una despedida, porque él sabía que se iba a una guerra.”

Su madre le cuenta que el crucero estaba permanentemente roto, que querían embarcar pero iban y volvían. Finalmente zarparon el 18 de abril y el 02 de mayo lo hundieron.

Stella nos dice que sus hermanos recuerdan que en ese entonces no podían prender la luz, vivían todo el día a oscuras.  De hecho, Stella tiene una quemadura de cigarrillo, producto que su madre fumaba y su hermano la choca accidentalmente una noche y una brasa cayó sobre ella que era bebé. Recuerdan también escuchar pasar cerca de la casa a los aviones.

Los días posteriores al hundimiento del Crucero,  Stella lo describe como  un manoseo ya que su madre se encontraba sola con sus hijos y los refiere – por boca de su madre- como “peores que la guerra”.  Desconocían si había o no sobrevivientes, cuántos eran, pasaron por las morgues reconociendo cadáveres, entre otras cosas…

Al día de hoy, no se encontraron los restos Ybar y Stella sólo pudo recoger un testimonio de un sobreviviente que le contó que su padre ese día estaba en el comedor que fue el lugar donde impactó el proyectil. Después nunca obtuvo mayor información a pesar de buscarla.

Después de eso, su madre decide volver al valle porque los dos eran oriundos de San Vicente y tenía la necesidad de rodearse con su gente. Por ello deja encargada a Stella y a sus hermanos a vecinos para encargarse de la mudanza.  Al encontrarse sola y sin  familiares cerca, “se ayudaban entre las viudas”.

Viene a Villa Dolores y “compra una casita”, desde entonces viven allí. Además de los trámites burocráticos que enfrentó sola, luego llegó el momento de la pelea por la pensión ya que Ybar era sostén de familia y hace muy poco tiempo lo reconocieron como veterano de Malvinas, que fue la última pensión honorífica recibida durante el gobierno de la presidencia de Néstor Kirchner.

Stella reconoce que si bien lo económico no era lo más importante, reconoce que el dinero con el que vivieron los primeros años, apenas les alcanzaba para lo justo. Tampoco tuvieron ayuda psicológica. Stella comenta que entre los hermanos siempre conversan que su madre tuvo que dejar su dolor de lado para seguir adelante y hoy con 75 años, advierten las consecuencias de no haber podido hablar sobre lo vivido. “Hizo lo que pudo, con todo ese desamparo.”

Stella reconoce la diferencia que hoy tiene hablar de Malvinas. Recuerda que de chica no se le daba la importancia que hoy tiene. En aquel entonces muy solos, muy marginados de la sociedad, ella siente haberse criado con esa idea de no entender que era una guerra y que su padre se había muerto allá. Con el tiempo además, se conjugaron expresiones que como “no los habían encontrado”, “no se sabía”, “podían ser rehenes de los ingleses” y eso no los ayudó. Manifiesta que todo aquello… “Fue horrible”. “La mala información y la desinformación.” Agrega que hay dos palabras que definen claramente los que sentían en ese momento “Humillación y Vergüenza”.

Recuerda que de pequeña acompañaban a su madre a todos los homenajes y actos en  reconocimiento donde les entregaban menciones, inauguración de monumentos o se destapaban placas. Al mismo tiempo admite que le costaba ir sola a los actos de Malvinas.

Su madre supo contarle que también vivieron mucho manoseo político por lo que a algunos eventos no asistió, por resguardarse.

También fueron invitados al lugar del hundimiento del Belgrano, invitación que rechazaron oportunamente, porque su madre no se animó. Actualmente, piensa que si bien se habla más del tema de Malvinas, siente que hay menos eventos y colocar la bandera es la  manera, que encontraron para homenajearlos.

Stella nos cuenta que le informó a su madre sobre la participación en este proyecto, pero la define como una mujer que le cuesta mucho sacar el dolor, que no habla porque le cuesta mucho y que por ello, recurre a la memoria de sus hermanos. Cree que su madre no ha podido terminar el proceso de duelo. Una generación con otras estructuras, y que además, no volvió a rehacer su vida. Ella cree que “poner en palabras lo que uno siente…siempre es sanador”.

Stella admite que por haber sido la más chica, tiene otras herramientas, ha concurrido a terapias buscando siempre el camino para sanar.

De los compañeros del Crucero, nos cuenta que Barros Mario Jonás visitaba en vida a su mamá

Stella es madre primeriza de una niña  que nació el mismo día del padre y repasa en lo joven que era él -con sus 35 años- y piensa en los chicos tan pequeños que llevaron a la guerra… “con una idea fantasiosa de la guerra”. Cree que cuando uno es madre, es el momento en que visionas realmente todo.

La madre de Ybar, abuela de Stella fallece después de  Ybar, termina con una tristeza que la invadió producto del destino de sus hijos. Si bien pudo vivir en el campo con Elpidio, finalmente lo hizo en un asilo desde donde se escapaba para ver a Stella (se emociona) porque le decía que ella era “lo que le quedaba de su hijo”.

Finalmente muestra las fotos que trajo de su padre. Nos agradece y felicita por brindar tiempo a esta causa ya que entiende, como docente que es, estudiar Malvinas es lo nuestro…Es una historia que camina con nosotrosy nos interpela.

Entrevista: María Cecilia Pérez

Fotografía: Dolores de Torres

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