César Pascual López

CÉSAR PASCUAL LÓPEZ. Falleció después del combate.

Nos reunimos con una hermana de César (Doly Elena López) y su Señora (Graciela Suaya) en casa de  la primera, en la localidad de Nono.

Doly nos cuenta que eran 8 hermanos. César era el segundo y ella, la tercera. Cree que todos nacieron en Mina Clavero a excepción de uno, que nació en el campo (Beto). Desconociendo ambas, porqué César quedó al cuidado y crianza de su abuela materna, hasta grande.

Reconoce que tuvieron crianzas diferentes.  A César, su abuela lo crio sólo, no le hizo faltar nada. Lo crio  “como a un chico rico”, a diferencia de ellos que eran más pobres, sin embargo esa situación él no solía marcarla, y cuando podía…solía escaparse para irse con sus hermanos. Él vivía “muuuy lejos” de la casa de sus hermanos.

Con el tiempo, César y su abuela se vinieron a vivir a Brochero, y cuando César solía ir al campo, no volvía, situación que enojaba mucho a su abuela.

Graciela reconoce que César sufrió muchísimo la separación de sus hermanos y ambas cuentan que él siempre quiso saber por qué su madre lo había dejado con su abuela. Situación que César nunca entendió. “¿Por qué crio a sus otros hermanos y a él, no?” Doly agrega que además con la abuela paterna había más afinidad, por lo que la relación con Beto (hermano criado por la abuela paterna) siempre fue más cercana.

Graciela conoció a César cuando ya era policía en Brochero, él tenía 20 años y ella 18. Él era de clase 63 y ella, en aquel entonces, desconocía que César había ido a la guerra. Nos relata que cuando él se enteró que tenía que ir al servicio militar vivía con su abuela y que tuvo oportunidad  para no hacerlo porque tenía un pariente que pudo haberlo desafectado, pero que sin embargo,  él no quiso aprovechar esa oportunidad.

Supo, por él, que lo llevaron a Comodoro Rivadavia en avión y de allí, a Bahía Fox. Allí sufrieron bombardeos por aire y tierra, hasta que cayeron prisioneros. Finalmente los trajeron en un barco enorme que “parecía un hotel”, donde recibieron un trato “excelente”. Doly agrega que él describía que en los pozos donde estaban, se llenaban de agua. “Todo el tiempo cansados y con los pies mojados”.  Graciela remarca que eso le quedó de por vida -“fríos los pies”- y  que posteriormente le trajo consecuencias porque el médico le decía que tenía que dejar su profesión porque no debía  calzar borceguíes. Además, relata que,  debía cambiarse las medias constantemente para evitar males peores por la diabetes que ya se le había declarado. Alude que pasaron tanta hambre en Malvinas, que supo contar que iban al basurero a buscar restos de verduras y carne de los perros para hervirlos con agua en tarritos, para poder alimentarse.

Doly añade que ellas le supieron enviar cartas pero que nunca tuvieron notificación sobre su paradero y estado, y que cuando llegó fue una sorpresa muy grande porque estaba desconocido por la flaqueza que traía y porque lo hacía sosteniéndose de las paredes.

Graciela cuenta que César le había hecho la promesa a Brochero que si lo traía sano y salvo, haría tres años de ejercicios espirituales. Promesa que cumplió un solo año.

Graciela  comenta que César fue el hombre de su vida. Estuvo 5 años de novia y se casaron en febrero del año 1989, luego que fallecierá la abuela que lo había criado (15 de agosto 1988), esgrimiendo que a ella, la abuela no la quería. Si se hubieran casado antes, Graciela infiere que él hubiera tenido que irse de esa casa porque ella no lo aprobaba. Exclama: “no fue nada fácil”. Doly afirma “ella no quería a nadie para su nieto”. “Era rara”.

 Estuvieron 32 años de casados y tuvieron tres hijos. “Celeste, que es una hija del corazón” y luego dos varones. Celeste es sobrina, hija de un hermano mayor de César que supo tener 5 hijos y que cuando se separó, le dio a la familia la posibilidad de criarlos. Entre todos lo hicieron, y ellos tomaron la decisión de tomar en guarda a la bebé (Celeste) porque Graciela no podía –hasta ese momento- quedar embarazada. Graciela la llama “la niña mimada de César”. Doly completa “súper mimada”. Él siempre sabía decir que…“él la cuidaba porque era su sangre”. Graciela interpreta que como a él no lo había criado su madre y a Celeste tampoco, de allí se aferraron, el uno al otro. “Celeste fue alguien muy especial para él.”

Sobre César, Doly comenta que él se comenzó a mostrar o reconocer como veterano, después de mucho tiempo. No era de salir, sólo lo hacía con la familia. Tampoco le gustaba contar lo vivido y con el tiempo se fue animando y si se acordaba algo, contaba.

Graciela agrega que no le gustaba participar mucho de los encuentros de veteranos o de los actos en su reconocimiento. Participaba de los actos y desfiles – solamente en Brochero, Mina Clavero y San Lorenzo- cuando lo iban a buscar desde la Fuerza y una vez que se jubiló de la policía, dice que no participó nunca más. Acudía a las escuelas cuando le cursaban invitaciones pero siente que lo hacía por obligación. Doly aclara que muchas veces asistió porque Graciela lo alentó y acompañó, sino no hubiera ido.

Graciela cuenta que su marido no contaba mucho, sólo cuando en alguna reunión se juntaba con su familia, “por ahí soltaba algo”. Ella nos cuenta que él había sufrido mucho en Malvinas y como ya se había muerto su padre, él decía que ya no tenía familia, que él estaba solo. Refiere a que tenía un carácter raro. Muy, muy reservado. “No le gustaba hablar de su vida”. Doly detalla que comenzó a contar después de transcurridos los 10 o 15 años cuando le preguntaban. “Había dolor ahí”. Graciela ilustra que cuando veía programas televisivos sobre Malvinas, podían notar su tristeza.

A los 34 años, César  descubre que tiene diabetes, por un ataque que tuvo. Los médicos del Policlínico Policial, nunca pudieron determinar desde hacía cuánto tiempo la padecía.  Graciela cree que la diabetes le dio por el estrés y los nervios, también requirió un cuidado permanente en sus pies por la humedad y frío a la que estuvieron sometidos durante la guerra y después por la complicación con dicha enfermedad. Este padecimiento determinó la jubilación y el retiro de la policía a sus 24 años de servicio. Graciela alude que durante su enfermedad, lo acompañó en lo que más pudo y que nunca lo dejó sólo.

Recuerda que un día tenía muchísima fiebre y ella le propuso ir a buscar a un médico y él, le pidió que no lo hiciera, que no lo dejara solo.

César falleció el 01  marzo del año 2020, de cáncer al hígado, luego de dos años de ardua lucha. Siente que fue toda una vida a su lado.  Expresa que cuando él falleció estuvo 3 meses con depresión sin que su familia la visitara. A todos lados iban juntos, ella manifiesta que jamás salía sola. Por eso le cuesta mucho salir. Manifiesta que se acostumbró a la soledad y al silencio y que cuando sale quiere volver rápido a su casa. Doly ratifica “han sido inseparables”. Ella agrega que solía alentar a Graciela, decirle que si bien entendía que era dolorosa la pérdida, ella había cumplido con él hasta el último día de vida. Y que ahora… era tiempo de pensar en ella, sus hijos y nietos.

Actualmente los hijos de Graciela y César tienen: Celeste 30 años, Franco 27 y Fabián 22 años. Y con  la familia de él, Graciela sigue manteniendo un vínculo frecuente.

Graciela nos cuenta que César cobró la primera pensión como veterano hace como unos 10/ 12 años, afirma que nunca quiso hacer los trámites por lo que la comenzó a cobrar después que sus compañeros, gracias a una abogada de la policía que se la gestionó. Pensión que hoy cobra ella, tras firmar bajo juramento, un compromiso en el que asume que no había estado en pareja con otra persona, ni se habría separado de él, en vida. Certificación a la que accedió luego que el Estado le hiciera una larga investigación a ella y su familia.

Sostiene que nunca cobró por el anexo 40, porque cuando inició la solicitud y le llegó el segundo turno, a César ya se le había declarado su enfermedad terminal.

Enfermedad que terminó con su vida de un modo repentino. Cuando el cáncer hizo metástasis en sus huesos, lo intervinieron quirúrgicamente para colocarle un clavo en su pierna para evitarle dolores a futuro, producto de posibles fracturas. “Estuvo un tiempo delirando y con mucho pánico de noche (que no le apagaran la luz, que no le cerraran la ventana, que no bañaran por temor a quedar encerrado en su baño…).” Graciela recuerda que el día anterior a fallecer, César elevaba su mano y le decía “me voy con el Señor”.

Por solicitud de César, una vez fallecido, fue cremado y dejado en el campo cerca de Ojo de Agua, lugar elegido por él. Con el asesoramiento de un padre religioso diseñaron el modo de hacerlo y luego le construyeron una gruta.

Unos meses antes de ir a Malvinas falleció el padre de César (1ro de enero 1982) y Graciela recuerda que estando de novios, él siempre le decía que iba a fallecer de cáncer, joven como su padre y lo hizo finalmente, a sus 58 años.

Doly y Graciela lo describen “como un ser muy especial”, que le gustaba reunir a la familia. Servicial. Atento a todos. “Muy presente en todo”…que “Daba todo por su familia”.

Entrevista: María Cecilia Pérez

Fotógrafas: Dolores de Torres y Marisa Contreras.

Volver arriba