Se presenta diciendo que su nombre es Marcelo Alberto Van Derdonckt Barragán. Campesindio. Chana, Chazky (Investido por el tercer círculo de ancianos y ancianas sabias, reunido en Charazani 2008). Nacido en la Mesopotamia. Relata que de niño muy pequeño – por el asma – se mudaron a Deán Funes, norte de Córdoba buscando un clima más seco. Le llaman Alberto.
Mientras vamos caminando hacia su vivienda, cruzando el cauce del río, nos dice que nos encontramos frente a uno de sus proyectos de tesis arqueológica, Antropológico. Presentado en dos congresos, lugar donde se perciben aleros volados que datan de miles de años, de asentamientos de comunidades caminares, movimiento de la comunera de esclavos negros, liberados que convivieron con indígenas. Sobre ello nos explica que las plataformas se van superponiendo, una sobre otras. Hay cimientos, señala, que antiguamente fue el lugar donde se asentaron viviendas de 17 familias desplazadas por el llenado del Dique la Viña. Cuenta que cuando vinieron a hacer el relevamiento arqueológico en la zona, la fundación Leda, el estudio arrojó que ese asentamiento fue en su momento, más importante que la localidad de Nono, por la cantidad de viviendas que había. Alberto viene denunciando al sitio, para que se resguarde, hace alrededor de 11 años, a entidades responsables de conservar el patrimonio provincial, pero ellos y la municipalidad, no quieren hacerse cargo, asevera.
Sobre el lugar, nos cuenta que San Huberto y las Lomas pertenece a Nono, que, desde enero del año 1983, con su primera esposa, llegó a vivir allí, “entre idas y vueltas por el mundo”. Entiende que la tierra y él se eligieron. (Nos pide que no saquemos fotos en el lugar).
En el año 2012 volvió de Japón. Describe que ha trabajado por el mundo difundiendo la autosuficiencia alimentaria y la conservación de las semillas naturales y tuvo sus hijos en distintas tandas. Su hija mayor nació antes de ir a Malvinas ya que había sido padre a los 16 años, un año después de haber sido secuestrado/liberado a posterior, por fuerzas parapoliciales, en Deán Funes.
Sobre el conflicto cuenta que fue incorporado junto a 600 compañeros el 4 de febrero de 1981, en una maniobra que se perpetró en un tren rumbo a Campo Sarmiento, donde dice que les sacaron hasta los últimos centavos, vendiéndose lo que constituía la provista alimentaria y de bebidas destinada estatalmente para la movilidad de la tropa incorporada. A consecuencia de este ilícito fue convocado como testigo a los 15 días de la incorporación en campo Sarmiento, Allí los entrenaron y fue destinado al CIAO (Centro de Instrucciones de Adiestramiento en Operaciones). Relata que allí lo formaron en comunicaciones. Formación que considera estratégica porque si uno transmite mal un mensaje a toda una flota, en medio de un banco de niebla, puede producir la destrucción total de la flota. Ya sea porque cambia las coordenadas, o por cambiar tan sólo una palabra: proa por popa, babor por estribor. Situación climática que vivieron permanentemente en el sur.
“Cuando estuvimos ahí tomando las islas estábamos permanentemente en bancos de neblina.”
Lo destinaron al CIAO y lo formaron, por un mes, “como Colimba especializado”, cumpliendo un total de 90 días. Después salieron a navegar en prácticas de flota y ejercicios bélicos, completando 16 mil millas de navegación, antes de la guerra. Sólo dos cordobeses de la primera tanda fueron destinados al portaaviones a la divisional “Charlie”. Pedro Ardites y él, con quién estando bajo bandera, hicieron el ingreso a la Universidad Tecnológica de Bahía Blanca, en el mes de febrero del 82. Su compañero en mecánica y él, en la especialidad de ingeniería electrónica.
Describe que había terminado el servicio militar. Con foja 9:64, por lo que había sido premiado con el viaje de la Fragata Libertad. Como en la fragata no llevaba conscriptos, debían prepararse para la baja, por eso estuvo un mes tramitando los libres cargos y hasta había entregado todo su uniforme, en preparación a la baja, para volverse a su casa.
El 27 de marzo de 1982 cuando estaba desembarcando de civil, por la planchada del portaaviones despidiéndose, advirtió que cuando quiso hacerlo, figuraba en una lista “esa lista como la que saben hacer los militares, que parecen listas negras”. Allí le informaron, para su sorpresa, que no podía desembarcar porque tenía que volver a navegar. Se sorprendió porque las navegaciones eran anticipadas y se planifican con uno o dos meses de antelación. Recuerda que contestó que él desconocía que hubiera una navegación prevista y que el oficial le respondió “mire” (señalándole la popa).
Miró hacia popa y notó que había dos planchas adicionales que regularmente no estaban. Sólo sabía haber una sola para que subieran y bajaran los oficiales y en esa oportunidad, había una plancha extra por dónde estaban cargando carne desde los camiones frigoríficos, lo mismo que se hacía cuando había preparativos de navegación.
Cuando le avisan que no puede desembarcar, le advierten que, si no acataba la orden, podían llamar a la policía militar para detenerlo. (Aclara hasta 48 hs después de firmar la baja, se encuentran bajo bandera), o llamar al oficial de guardia. Pidió hablar con este último quién le explicó que habían decidido con el jefe a cargo de su división, el teniente Polli, La condición de irremplazabilidad de Pedro y la suya propia en la futura operación Naval quien dijo “ustedes no tienen relevo porque en su área la gente recién está yendo a capacitación y acá necesitamos gente con mayor experiencia”. “Necesitamos que se queden” Preguntó al oficial de guardia ¿Para qué ésta navegación? y le respondieron “órdenes en alta mar”. Así partió, de civil, sin uniforme y sin saber a dónde. Una vez zarpado a la navegación, le proveyeron uniforme nuevamente y le informaron que iban a tomar las islas.
Refiere que había tres fuerzas de tarea, la de Portaaviones como nave insignia y comando de , fuerza de tarea N.º1 y dos más. Cada una a su vez, estaba subdividida. Una la encabeza el ARA Cabo San Antonio que produjo el desembarco de infantes de marina la madrugada del 02 de abril, que encabezaba otra serie de naves que lo apoyaban. Otra, la encabezaba el Crucero Belgrano -Fuerza de tareas N°3- que cumplió la misión de proteger cualquier ofensiva en apoyo a los ingleses desde Chile, hasta el día de su destrucción. Y la cabeza de la operación estaba en el portaaviones desde el puente de comando de operaciones, y que, como nave insignia, tenía buques a la par que se tenían que mover en armonía, a pesar de la falta de visibilidad.
Nos cuenta que el portaaviones tenía la función de hacer una barrera aérea anti submarina con una serie de aviones antiguos que eran los Traquers, estos largaban sonoboyas (Tompson cifa) que formaban como unos barrotes o una empalizada enviando ondas sonoras al fondo del mar, las que al rebotar eran tomadas en los aviones o sonares los mapeaban en las pantalla la geografía del fondo del mar o lo que se moviera en el área iluminada por los sonares “Así nosotros descubrimos, que frente a Comodoro Rivadavia, cuando volvían hacia Puerto Belgrano, había un submarino yanqui” y era tan permeable la información nuestra que no sabe cómo, a pesar de estar cifrada la información, Radio Colonia de Montevideo y Radio Valparaíso de Chile, en menos de 24 hs. estaba diciendo al mundo que el portaaviones había sido hundido y habían quedado solo 4 sobrevivientes. Su madre nunca supo que estaba vivo hasta que llegó a la puerta de su casa. A eso llama, “la guerra fría”, a los que los sometieron.
Expresa… “y así fue…lo demás es historia”.
Alberto quiere dejar de manifiesto “la anti estrategia que representó la guerra” el portaaviones se estaba preparando para albergar a los Súper Etendard, y añade que la población desconoce que esos aviones eran de mar y no de tierra. La Marina compró 14 aviones.
Recuerda que en una oportunidad, en la ruta volviendo desde Bahía Blanca a dedo, donde se desempeñaba como dirigente Scouts en sus tiempos libres, lo llevó el entrenador del equipo de los Súper Etendard. Un francés quien en esa oportunidad le comentó que en la aeronaval sólo había dos para entrenar mecánicos y dos para entrenar pilotos, pero esos no operaban con el portaaviones porque estaban en adecuación del sistema de ascensores que los llevaba bajo cubierta en caso de tormentas. Por ello, se estaba preparando la Santa Bárbara-de misiles que tampoco, agrega, tenían más misiles que los que estaban colocados en los aviones. “Con esos aviones enfrentamos toda la guerra desde la Armada”. Además, para esa época ya estaban comprados tres submarinos a Alemania que no se habían entregado (uno de ellos el desaparecido ARA San Juan), por lo tanto, tampoco estaban disponibles.
Nos dice “Si esto les parece una aberración lo que les estoy contando”, hay aún algo peor. En diciembre del año 1981 recibieron de regreso la nave más poderosa que teníamos como parte de la flota de mar, que era el destructor misilístico Santísima Trinidad, gemelo del Hércules, realizado en los astilleros del Río Santiago, que provenía de ajustar las computadoras de tiro de misiles, tarea realizada en Inglaterra, noviembre del 1981. Asegura que la gran mayoría de los suboficiales que estuvieron de comisión en esa misión, ganaron tanto dinero en dólares y euros, que vinieron y pidieron la baja. “Esa era la estrategia que tenían” dice con pesar.
Opina que con este accionar La declaración de GUERRA “se podía distraer a la población como si estuviéramos en el mundial 78 nuevamente y que pudiéramos burlar al pueblo argentino”. Alberto, desde la antropología, reflexiona que cuando uno le da un sacrificio a un pueblo, lo silencia. Ese sacrificio fueron los chivos expiatorios… los colimbas de Malvinas, abandonados sus cuerpos a las alimañas, en el territorio de las islas.
“Esa acción de guerra, en ese momento de argentina fue para ocultar, más allá de los 30 mil desaparecidos, el saqueo de una nación, ocultados en un triunfo –que ellos sabían que no iba a durar- pero que le dio a un gobernante de facto que tenía gente en calles a la ciudadanía enfrentando la muerte y protestando por el final de ́régimen, la posibilidad -a los 15 días- de tener un pueblo vitoreando por el triunfo de haber tomado las islas.” “Qué decir… de la ignorancia en un pueblo exitista, manejado y masificado por los medios hasta el día de hoy!!!”
Aclara para que podamos dimensionar que el portaaviones que ya ha sido desmantelado. Tenía 214 metros de largo, 70 mts. de ancho y 50 mts de alto. “Una ciudad flotante que embarca más de mil personas”. “Había desde quirófano hasta peluquería, odontología, panadería, tornería como las que no he visto en tierra, donde había 5 tornos y en uno de ellos, que estaba computarizado se tornean piezas de más de tres metros de largo por dos de ancho…”
Declama “esa guerra la declara quienes no la van a pelear y se sacrificaron muchísimas víctimas que fueron los soldados mayormente”
El día 02 de abril Alberto nos cuenta que estuvo de guardia desde las 04 A.M. hasta las 08 A.M hs y de 16.00 a 20.00 hs. en el puente de comando del Portaaviones dónde estaba el Capitán más antiguo de la flota que en aquel entonces era Capitán de Navío José Julio Sarcona, quien comandaba la nave Insignia. Recuerda que desde allí hizo contacto con el primer avión Hércules de la Fuerza Aérea que llevaba tropas de ejército a recibir las islas ya tomadas por la Infantería de Marina.
Alberto permaneció en el portaaviones a 30 millas de las islas, por el calado de profundidad de la nave que impedía acercarse más a las costas. Nos explica que siempre que lo hacían en otros lugares, lo hacían con lanchas de desembarco. Incluso aclara, que, para entrar a Puerto Belgrano, que es el puerto de la Base Naval más grande de Sudamérica, y que tiene un canal de entrada, tiene que ser remolcado por personal especializado (Prácticos) que manejan los remolcadores, además de tener que hacerlo teniendo en cuenta la marea y no en cualquier momento.
Recuerda que en las prácticas durante el año 1981 perdieron 4 aviones, dos A4Q Y dos Trackers. “Los aviones se nos caían por la obsolescencia de pista de frenado o catapulta de lanzamiento”. “Así y todo…fuimos!!!”. Describe que después, esos Súper Etendard operaron en Malvinas, pero partiendo desde la base de Comodoro Rivadavia. El portaaviones se retiró y volvió en medio de un temporal que frente a las costas del cabo San Antonio encontró refugio. “Un mar 8, como se llama”. Es decir, con olas de más de 20 mts. de altura y el portaaviones no podía enfrentarlo porque tenía máquinas que no tenían la potencia necesaria para hacerlo. Finalmente llegaron a puerto, unos 15 o 20 días de iniciada la guerra. Los conscriptos, resalta, estábamos con la baja firmada al 1° de abril.
Alberto nos pide que hagamos diferencia entre los testimonios de los soldados y los militares de carrera, porque son muy diferentes las vivencias, los “Excombatientes de Malvinas” estuvimos invisibilizados. Negados por un pueblo y gobiernos de todos los órdenes durante más de 20 años ( sin asistencia al trauma post guerra ni médico, ni psicológico, ni apoyo económico como hay hoy, lo cual agradece) e incluso porque siente algunos (no todos) de éstos últimos se han empecinan en adoctrinar y en exigir a los conscriptos como si fueran subalternos. Manifiesta que eso lo vivenció concurriendo a los colegios a dar charlas
Alberto dice que le dolía la guerra por la falta de empatía de la gente para con ellos, por lo que habían vivido, cita el doloroso caso de su compañero de división Pedro Ardites que falleció al año siguiente, por todos los que había sufrido durante el conflicto. “Me duele hoy la guerra”. Y a pesar que lo citaron para los estudios del anexo 040, manifiesta que los convocaron después de más de 30 años desde las Fuerzas Armadas para hacerles exámenes psicológicos, psiquiátricos y médicos en general. frente a una junta médica del comando Naval, mientras que antes, muchos compañeros se suicidaron por no tener asistencia médica, ni trabajo, ninguneados por un pueblo…
“Fui con la intención de que se me diagnosticara real, No a fingir para que me paguen más por invalidez”
Luego de múltiples test, cuestionarios, estudios, análisis y entrevistas. Lo despidieron, asevera con un…… “Usted está más sano que nosotros, le deseo tenga éxito en la construcción del mundo más justo y en paz que se propone”. Le expresó el capitán médico en jefe del equipo de entrevistas.
Expresa que “tenía una mentalización tan grande” que 10 años después, él continuaba entrenando en el ejército como paracaidista de reserva. Entrenaba los domingos, no para ir a tomar las islas, sino para ir a trabajar en las fuerzas de Paz para ello es que se formó como auxiliar de la Cruz Roja y buzo de rescate. Hasta que en un momento el Hércules C104 lo larga a favor del viento, él debió girar y salirse de la pista, para no aterrizar en un campo con espinillos. Sufrió un esguince. Esa situación lo hizo pensar en su hija más pequeña, que lo necesitaba y pensó que desde el punto de vista militar no iba a poder aportar mucho a favor de la paz y decidió abandonar esa formación y profundizar su tareas como meta permacultor y becario del CONICET en la tecnológica investigando la implementación de energías limpias . Como estudiante de la UTN desde fines del 82 mismo participaba de las columnas en reclamos por los desaparecidos, que avanzaban al centro desde la ciudad universitaria.
Alberto estuvo tan desconectado de los beneficios que a sus 57 años cuando se enteró que los veteranos se podían jubilar a los 53 años, todavía seguía aportando para su jubilación mínima. Pero manifiesta que…
“Como discípulo de Cristo, tengo voto de humildad y eso me ha llevado a cumplir mi tarea por el mundo en la construcción de un mundo en paz, justicia y equidad, es trabajar en lo que siento que tiene que trabajar cada héroe. Aquel que se considera en amor para merecerse eso, porque héroe viene de Eros, mitológico Dios del amor. Y eso se construye cada día”.
Esto es lo que le lleva a trabajar 17 años como maestro y formador de dirigentes Scout para siete provincias argentinas. Nos cuenta que con este mismo propósito trabajó como voluntario al cuidado de enfermos terminales de cáncer y SIDA en la fundación Manos Abiertas durante 12 años y más de 30 años como promotor voluntario del programa Prohuerta.
Después de estar trabajando por las Américas desde Cuba, México hasta Patagonia, Europa, África y Japón forjando Meta permacultura, se puso a estudiar en la Universidad de Córdoba donde promocionó y aprobó 31 materias en tres años en antropología desarrollando planes como árboles frutales en espacios públicos y en reivindicaciones como los menús vegetarianos y para celíacos en el comedor estudiantil, tecnología para todo el estudiantado en la biblioteca de filosofía de la UNC. Y la regularización de 17 cátedras no concursadas en la carrera de antropología, junto a algunos de sus compañeros participa en la toma del consejo superior por la educación pública -2015- así como durante cuatro años en el bloqueo a Monsanto en Malvinas Argentinas.
Relata que tiene una casa tallada en la piedra y bajo tierra, baño seco, cocina solar y que con su familia plantó más 4000 árboles para regenerar los arenales que había en el lugar donde eligió vivir, nos muestra un pequeño invernadero subterráneo.
Actualmente, nos cuenta que fue expulsado de la Universidad por denunciar el régimen clientelista y corrupto que sostiene la Universidad en la facultad de Filosofía y Humanidades. En años próximos, ya que venció el tiempo de expulsión (5 años), presentará la tesis que ya tenía elaborada. Continúa construyendo un modelo regenerativo de agricultura/apícola y de interacción humana armónica con la naturaleza así como la red intercontinental de semillas naturales.
Finalmente, sobre el conflicto y la postura ciudadana imperante, reflexiona:
“Los pueblos que no hacen caso de su memoria están condenados a repetirla”.
Entrevista: Pérez María Cecilia/Mary Luque
Fotografía: Mary Luque