Manuel Antonio Andrada

Manuel Antonio Andrada, nació el 17/10/1947 en Villa de Las Rosas
Su hermana Beatriz es quien nos cuenta sobre Manuel, porque él falleció en el hundimiento del Buque Gral. Belgrano. La ultima vez que estuvo en Villa de las Rosas, Manuel se llevó un álbum con todas sus fotos, porque sus compañeros no le creían que alguna vez fue muy delgado. Por ese motivo no poseen fotos de él. Creen que el álbum estaba en el buque, porque allí tenia sus pertenencias. Su padre, en el afán de tenerlo, lo hizo dibujar por alguien de Los Hornillos.
Su familia estaba compuesta por sus padres, Beatriz y Manuel, quien le llevaba doce años de diferencia. Estudiaron en la escuela primaria del pueblo-donde ahora esta el secundario- y luego él siguió en la Escuela Industrial de Villa Dolores. Soñaba con ser marinero. El 1964 se inscribió ante gente de la Armada que estaba en Villa Dolores. Ya había presentado todos los requisitos necesarios y solo faltaba la firma del padre, porque tenía 16 años. A la noche se fue en tren y desde entonces pertenecía a la Armada Argentina.
Cuando ocurrió el conflicto con Chile- por el canal de Beagle- su madre estaba asustada y le pidió que dejara esa carrera, a lo que Manuel respondió que amaba esa carrera, que para eso se había preparado. Era un apasionado que, al juntarse con sus amigos del pueblo, narraba la vida que llevaba en la navegación. Era suboficial Segundo Artillero. Al morir lo ascienden a Cabo Primero. Tenia 34 años y como era soltero, vivía en la Base.
Manuel estuvo de vacaciones en febrero de 1982. Se fue el 15 de marzo. Sus padres lo notaron preocupado. Les contó por carta que salieron a navegar el 16 de marzo y que no le llegaba la correspondencia hasta que no llegaba a puerto. La ultima carta es de fines de abril. El 2 de mayo se produce el hundimiento. Su padre viajó al departamento que Manuel alquilaba cuando no estaba en la Base, pero el dueño ya había abierto la habitación. Trajo una valija en la que esa persona puso las pertenencias de Manuel. Sus compañeros dicen que todo lo tenía en el barco.
Oyeron la noticia sobre el hundimiento del Gral. Belgrano el lunes a la madrugada. Las primeras noticias hablaban de “muestras de un posible hundimiento”. Pero había ocurrido el domingo a las 16 horas. Su padre se entera, un vecino también viene a contarles, porque toda la vecindad sabía que él estaba en ese barco y que estaba navegando. Su casa era un caos. Su padre llamaba desde una telefónica y le contestaban que no lo hallaban, que entre los que llegaban rescatados, no aparecía. Por ahí apareció un Andrada, pero era otro marino. A los quince días les llego un telegrama donde les comunicaban que se suspendían las operaciones de búsqueda y se daba por desaparecido. A su padre lo llamaron desde Córdoba, para darle la noticia.
Respecto a lo que saben de lo que sucedió ese día: a las cuatro de la tarde ya se retiraban a los camarotes. Los de suboficiales estaban en la parte alta de las calderas. El primer torpedo impacta en la parte de adelante del barco, y el segundo -a los diez minutos- en otro lugar, ingresando agua y por lo mismo, el barco empieza a inclinarse. Tardó unos veinticinco minutos en hundirse. Manuel no salió. Las versiones que recibieron fueron “que no quiso salir” “que prefería quedarse en su Belgrano’, “a los gringos no me entrego”. Beatriz cree que es probable que haya sido así. El capitán del barco le dijo a su padre “el que no salió es porque no pudo”. Iban 1093 personas dentro del barco y fallecieron 311 en el mismo momento y luego otros en las balsas o en el continente, completando un total de 323 vidas perdidas en esa contienda.
Como no tienen tumba de Manuel, su padre hizo un cenotafio-sepulcro vacío-en el cementerio de Villa de las Rosas y le puso una placa, porque necesitaba un lugar donde ir a recordarlo. Su padre no resistió la perdida del hijo y a los tres años partió. Su madre hace dos años que falleció, esperando a su hijo.
Hace unos años entró la National Geographic a buscar y rescatar el buque hundido y la sonda fue hasta 4 mil metros de profundidad, pero no hallaron nada. Quizá implosionó o las corrientes marinas lo llevaron a otro lugar. Se declaró tumba histórica al buque, por si se lo hallaba.
Saben que desde el 13 de abril el buque venia siendo seguido por el submarino que lo bombardeó, que es el Conqueror.
Beatriz nos muestra libros y revistas que hablan de lo que le sucedió al buque donde estaba su hermano. Mucha información que cuenta sobre la partida del hermano que amó lo que hacía. Todavía siente “la falta’ de Manuel. Al llevarse tantos años, era su regalona. Siente que alguna vez irá a rendir homenaje, en barco, hasta el lugar donde fue hundido el Belgrano. Todos los años se hace ese homenaje y cree que un día lo realizará para poder cerrar la herida ante la ausencia.
Una calle del pueblo lleva el nombre de Manuel, cerca de la casa paterna, en Villa de las Rosas, desde el mismo año 1982. También pusieron un monolito en la esquina de la calle. Luego fue llevado, ese monolito -con una placa- a la plaza del pueblo.
Para finalizar nos cuenta la anécdota del capitán del Gral. Belgrano mientras se hundía. Un marinero lo instó a que se salvaran juntos, porque ya nada se podía hacer. Se tiraron a una lancha, pero no se vieron hasta llegar a Puerto Belgrano. Y cuando se vieron, se abrazaron como amigos, ya no como jefe y subalterno. En una foto se ve -desde lejos- a los dos hombres en una parte del buque que se hundía.
Entrevista: Mary Luque
Fotografía: Daniel Murúa.

 

 

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